Le apodaban «la Voz» pues no en vano era la mejor de sus cualidades, aquella con la que era capaz de enamorar al más pintado. Y es que Frank Sinatra tenía ese “algo” que lo encumbró como uno de los mejores cantantes del siglo XX.
Con el auge que tenía el rock n’ roll en el mundo en la década de 1960, la industria musical chilena reconoció la posibilidad de darle cabida a jóvenes intérpretes nacionales, para que interpretaran canciones ya reconocidas a escala mundial. La industria musical, en este sentido, tuvo una labor fundamental representada en productores y programadores de discos, quienes a través de audiciones radiales y de sus influencias en los sellos grabadores, reconocieron en el rock cantado por chilenos un producto con reales posibilidades comerciales.